jueves, 17 de octubre de 2013

Los diez de la UDEF y el ministro del Interior

Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior.
Foto: Chema Barroso.
El pasado 2 de octubre, Día de la Policía, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, entregó cientos de condecoraciones a funcionarios del cuerpo y a otras personalidades ajenas a la corporación.
Entre los premiados se encontraba el grupo de los diez policías que dirigen las pesquisas el caso Gürtel. Desde su jefe, Manuel Morocho, hasta el último funcionario. Los diez agentes de la UDEF han protagonizado un trabajo de investigación no reconocido por todo el mundo.

Han sido profesionales cuando estaban bajo el paraguas del Gobierno socialista y están demostrando seguir siéndolo cuando el Ejecutivo ha cambiado de color político.
Sin embargo, parece que el ministro no ha otorgado las condecoraciones conscientemente. Más bien lo contrario. Fernández Díaz siente que se la han colado y de ahí que reprendiera al director de la Policía, Ignacio Cosidó, por haber aprobado previamente los galardones.
Muy feo el gesto del ministro, único y último responsable de conceder las medallas. Si no quería darlas, que se hubiese fijado antes. Me recuerda a algunos directores de periódico que se quejan ante sus subordinados de la información que ha publicado su propio diario al día siguiente, cuando la ven en los quioscos. ¿Acaso no se leyeron su periódico antes de que saliera a imprenta como era su obligación?
Pero no es la primera vez que Fernández Díaz se deja notar en la decisión de otorgar condecoraciones. Antes de que éstas se firmaran, el ministro intdercedió ante la Junta de Gobierno de la corporación para que fuera reconocida la labor de uno de sus protegidos. En concreto, la del comisario José Luis Olivera, hoy director del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO) y, antes de que llegara el PP a La Moncloa, jefe de la UDEF y responsable, por lo tanto, de las investigaciones de la Gürtel, entre otras diligencias.
La Junta de Gobierno denegó la concesión de la medalla roja a Olivera, pero el ministro en persona ordenó que se la otorgaran, con lo que el comisario cuelga ya cuatro galardones rojos –que conllevan incremento de sueldo de por vida– en una pechera en la que apenas queda hueco.
Ese interés por influir partidariamente en los aspectos profesionales del cuerpo habla muy mal de las intenciones de este ministro, que hace lo mismo que su partido criticaba a Alfredo Pérez Rubalcaba cuando estaba al frente de Interior. No es esta, desde luego, la forma de recuperar la profesionalidad de la Policía que algunos propugnaban desde la oposición.

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