Varios agentes registran a cuatro jóvenes sospechosos de haber delinquido. Foto: Chema Barroso. |
En lo que va de año, el Grupo de Menores (Grume) de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid ha visto pasar por sus instalaciones a 1.100 niños ladrones. Los agentes de la Comisaría de Seguridad Ciudadana están cansados de detener cada día a media docena o más de pequeños que, dada su condición de inimpunidad, pasan directamente –vía Grume– a los centros de menores, de los que salen el mismo día de su retención.
Los policías les conocen casi con nombre y apellidos, saben que vienen generalmente de la zona de Valdemingómez o Cañada Real, que no se conoce a sus padres o tutores, que en ocasiones son chicas de apenas 15 años que roban incluso estando embarazadas de cinco o seis meses, que les traen por las mañanas y les recogen por las noches.
Nada menos que 250 infructuosas actuaciones llevaron a cabo estos funcionarios en los primeros seis meses del año relacionadas con estos pequeños ladrones. Los hosteleros también están desesperados, también les conocen y también saben que no hay nada que hacer desde el punto de vista legal para acabar con esta lacra.
Ahora, en verano, estos niños hacen su particular agosto en las terrazas de Madrid, repletas de turistas relajados y confiados en que las autoridades españolas velan por su seguridad y saben perfectamente lo que tienen que hacer para evitar que los delincuentes logren sus objetivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario