Seguridad y Tribunales cierra, pero el concepto continúa

Seguridad y Tribunales también tuvo una versión radiofónica.
En la imagen, José Antonio Gutiérrez, Daniel Portero, Roberto
Ruiz Ballesteros y David Fernández. 

Es duro comunicar esto, pero es lo que hay. Seguridad y Tribunales desaparece. Tras algo más de dos años y 700 noticias, la agencia de información especializada que puse en marcha con tanta ilusión y tan poco dinero no tiene más remedio que echar el cierre. El proyecto iba bien, pero el crecimiento era demasiado lento y, en ese contexto, el diario digital con más visitas de España me ofreció trabajar en su redacción. Tras valorar pros y contras y después de varias conversaciones que revelaban una clara conexión profesional, decidí dar mi sí incondicional.

El próximo 3 de noviembre me incorporaré a El Confidencial. Al mirar atrás, me quedo solo con lo positivo, que ha habido mucho, de mi intento de poner en marcha un negocio periodístico. Ha sido gratificante y he aprendido innumerables cosas difíciles de transmitir a quien no ha experimentado en sus carnes lo que significa emprender. Todas ellas me servirán, sin duda, en mi nueva andadura profesional.
Cuando murió Juan Pablo Villanueva, comprendí que lo importante no son los proyectos, sino las personas. Por eso creo que es un buen momento para dar las gracias a Antonio Liñán, a José Ignacio Nevado, a Jaume Segalés, a Carlos Reus, a Pedro Águeda, a Chema Barroso, a Borja Sánchez Trillo, a Borja Gutiérrez, a José María Rivas, a Álvaro Vicente, a Bosco Martín Algarra, a Alex Sopeña, a Borja Nocito y a tantos otros con los que me he encontrado en este ya pasado y casi olvidado camino del emprendimiento que me ha ocupado los últimos meses.
Todos los nombrados han apoyado en algún momento mi iniciativa de una u otra forma. Y creo que no han perdido el tiempo, aunque ahora se acabe la historia de Seguridad y Tribunales. Seguro que todos sacaron cosas positivas.
Otros muchos me dieron ánimos y me siguieron 'haciendo caso' a pesar de no pertenecer a ningún gran medio: Fernando Lázaro, Daniel Portero, David Fernández, María Ponte, José María Olmo, Carlota Guindal, Juan Antonio Delgado, Álvaro Nieto, Evangeline O'Regan, José Manuel Sánchez Fornet, José Antonio Calleja, Francisco García, Jesús Lira, Mónica Gracia, Javier Estévez y muchísimos más de los que injustamente me olvido o a los que simplemente no puedo nombrar por otros motivos.
Ahora inicio una nueva etapa, igualmente ilusionante, en un medio con el que me siento tremendamente identificado y con el que comparto plenamente visión periodística. El Confidencial ha demostrado que el periodismo con mayúsculas es rentable, llega al público, influye y tiene futuro. También ha constatado que la crisis de adaptación a la nueva realidad tecnológica y la crisis económica pueden ser superadas con trabajo, personalidad y buenas ideas.
La clara apuesta que ha hecho El Confidencial por los recursos humanos, por los periodistas, por las personas ha señalado un camino al resto de medios de comunicación. Los profesionales son el motor de todo negocio periodístico y esto algunos dinosaurios de la prensa lo habían perdido de vista. Pocos jefes y muchos indios representa un nuevo modelo que voltea el anterior, que poco a poco se había convertido en un aparato lento y pesado con más directores que dirigidos.
Las personas son la base del negocio periodístico, las que sacan noticias, las que levantan escándalos, las que dan esas exclusivas que generan récords de visitas y que luego el resto de medios rebotan en una suerte de campaña publicitaria gratuita que incrementa el prestigio del medio. Tener claro que el fundamento del periodismo son los periodistas es apostar por un modelo viable y por una independencia informativa que solo es posible cuando los ingresos superan a los gastos.
No pude sacar adelante mi proyecto, que también tenía los valores que he descrito como base, pero me incorporo a una empresa que ha demostrado que es posible encarnarlos, incluso –y precisamente– en tiempos de crisis. Gracias a El Confidencial por confiar en mi. Trataré de estar a la altura.